El Pixel Viajero

Es difícil planificar un viaje tan largo para que coincida con las festividades más interesantes de los lugares que planeábamos visitar, de manera que al margen de Fin de Año, y ante la imposibilidad de asistir a los carnavales de Brasil, decidimos dejar en manos de la suerte el resto.

Candidata a reina en Rapa Nui

Hombre con tocado tradicional

Esa suerte quiso que los apenas 5 días hemos pasado en Isla de Pascua hayan coincidido con la celebración de la Tapati. Esta fiesta tiene como objetivo recuperar las tradiciones más ancestrales del pueblo pascuense. Muestras de danzas, cante, gastronomía, actividades de pesca o artesanía se articulan en torno a una competición central entre dos grandes facciones, que luchan para que ese año su candidata a reina rapa nui salga vencedora. No se trata de un mero certamen de belleza, aunque hay que decir que las candidatas están de muy buen ver, y sino que le pregunten a Julio.

Competición de canoas rapanui

Carrera de canoas en el lago del volcán

La Tapati, que se celebra desde los años 70, se convierte en el centro de actividad de la isla, ya gran número de rapa nuis participan en una alguna actividad, compitiendo por uno de los dos equipos.

Para los visitantes como nosotros, es una oportunidad de conocer un poco mejor la tradición de los habitantes originarios de la isla y disfrutar del movimiento de caderas polinésico, sin tener que ir a ver los shows que actúan en alguno de los restaurantes de Hanga Roa, a precio de oro.

Atletas rapa nui

Y hablando de los precios en la isla. Debido a su aislamiento, las tarifas en Isla de Pascua nada tienen que ver con las del continente. Muchos de los productos son importados, por lo que el precio se duplica e incluso triplica, pero otros servicios como el alojamiento también adquieren precios de lujo, por lo que para evitarnos la ruina, nos compramos una tienda de campaña en Santiago y acampamos en el jardín de la señora Cecilia por 5.000 pesos chilenos (10$) cada uno.

Para que os hagáis una idea, por ese precio teníamos en Santiago una cama y todas las instalaciones comunes del hostal a nuestra disposición. Si hablamos de una habitación doble, no hay hostels, el precio más bajo ronda los 100$. Como suele pasar siempre, alojarse en el culo del mundo (o en el ombligo) es caro.