Cactus y adobe en Humahuaca

La sonoridad de la palabra Humahuaca nos llamaba desde el dulzor tropical. Estábamos tan impacientes por adentrarnos en la espinosa, árida y colorida quebrada, que a pesar de las 23 horas de bus que llevábamos a las espaldas, recién pisamos suelo salteño, nos volvimos a subir a otro autobús rumbo a Tilcara.

Cactus gigantes en Humahuaca

Cactus gigantes en Humahuaca

En el corazón de esta quebrada andina, donde el adobe es el material más popular, los cactus la flora predominante y la altura comienza a escatimarnos el oxígeno, plantamos nuestra tienda de campaña, listos para saborear las tierras altas argentinas.

Calle de Uquía con parada de procesión

Calle de Uquía con parada de procesión

Tilcara se encuentra rodeada de peladas montañas, y los áridos cerros coloreados por las diferentes rocas, de repente se convierten en rojizas gargantas de arcilla. Con esta riqueza mineral, no es de extrañar la amplia gama de pigmentos naturales que las culturas indígenas siguen empleando aún hoy para colorear sus máscaras de fiesta y tejidos.

Gargantas rojizas cerca de Uquía

Gargantas rojizas cerca de Uquía

Nuestro primer encuentro con el mestizaje post-colombino lo vivimos aquí, por encima de los 3.500 metros, donde las procesiones de Semana Santa tienen ritmo de charanga y las imágenes religiosas pelo natural y rasgos indios. La Semana Santa nos alcanzó en Tilcara y entre humitas y guiso de llama, nos sumergimos en una ‘Pasión’ totalmente diferente a la que estamos acostumbrados. Nos quedamos embobados ante el animado retumbar de los tambores y las imágenes religiosas creadas para la ocasión con todo tipo de productos naturales: flores, hojas, lentejas, especias…

Semana Santa en Tilcara

Semana Santa en Tilcara

Pero en Tilcara también aprendimos sobre las culturas precolombinas asomándonos a su pukará (poblado ceremonial), que ofrece unas bonitas vistas del valle, y visitando el museo arqueológico, incluido en el precio de la entrada de 10 pesos (2 euros).

Pukará de Tilcara

Pukará de Tilcara

Para estirar un poco las piernas después de tanto autobús, al día siguiente caminamos hasta la Garganta del Diablo. El paraje está gestionado por la comunidad indígena local y hay que pagar 3 pesos por acceder al cañón y a la cascada.

Midiéndome con un cactus

Midiéndome con un cactus

Ya algo aclimatados, nos fuimos a tierras más altas para conocer el pueblo que da nombre a toda la quebrada: Humahuaca. Con calles adoquinadas, una iglesia colonial, un santo que saluda todos los días a las doce del mediodía y un colosal monumento al indio, Humahuaca es un pueblo bonito y menos polvoriento que Tilcara.

Calle de Humahuaca

Calle de Humahuaca

Fue aquí, a medio camino entre estas dos poblaciones de la Quebrada, exactamente en Uquía, una aldea rodeada de peladas montañas y donde cae el sol a plomo, que conocimos a Enrique. Apareció empujando un carrito mientas nos disponíamos a esperar el colectivo que nos llevara de vuelta a Humahuaca después de haber visitado la pintoresca iglesia y sus rojizas montañas de arenisca. ‘Do you speak english?’ nos dijo, para justo después de decirle que no, ‘español’, respondernos que él tampoco y cruzar la carretera para sentarse a nuestro lado, allí en medio de un valle casi desértico y prepararse un extraño mejunje negruzco que resultó ser café, mientras nos contaba su vida. Una vida tan repleta de aventuras y desventuras, que tras una hora de charla, concluimos que nosotros no llegaríamos a tanto ni en tres vidas consecutivas. Pero las historias de Enrique, que venía empujando su carrito desde Posadas (Argentina) a más de 1.000 km de distancia e iba camino de Bolivia darían para otro post y bien seguro para un libro, así que lo dejaremos para más adelante.

Iglesia de San Francisco en Salta

Iglesia de San Francisco en Salta

En Humahuaca, dado el buen precio que nos hicieron, dejamos de lado la tienda de campaña y nos instalamos en ‘Intillay’. Una casa llamada ‘mi sol’ sólo podía hacernos sentir como en casa y si le añadimos que estábamos prácticamente solos y por las noches saboreábamos un riquísimo vino de Cafayate, tenemos que admitir que nos costó irnos de la quebrada de Humahuaca.



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Aún no estoy segura de si yo llevaré a la mochila o la mochila me llevará a mi.

6 Comentarios en “ Cactus y adobe en Humahuaca ”

  1. vaya veo q las semana santa es muy gore en todos los sitios q se celebra jejee no abraceis a los cactus al despediros heee….

  2. Tranquilo que nos despedimos lanzadonos besos de lejos, como las pijas, jejeje.

  3. tun tun taratun. putun.
    aaaaayyyyyyyyyyy
    aaaaaaayyyyyyyyy
    viva la semana santa

  4. Holaa…que alegria haber encontrado esta página,y ver las fotos,con los mismos paisajes que este año en setiembre,pude conocer a un grupo de amigas…Quedamos maravilladas con toda esta hermosos lugares,!!!! Felicitaciones por su blog…!!!

  5. Es un gran orgullo saber cuanto gusta nuestra Quebrada . Pero a no confundirse por favor, no pertenece a Salta sino a la la provincia de Jujuy.

  6. Gracias por la aclaración Rosy.