Cosas que hacer gratis (o por muy poco) en Buenos Aires (II)
Un post se nos quedó corto para contar todo lo que se puede hacer en Buenos Aires sin gastar demasiado, así que ahí va la segunda entrega.
- Cementerio de la Recoleta
Una ciudad dentro de otra ciudad. El recinto sepulcral de la Recoleta, con sus templetes, mausoleos y grandes glorias que allí reposan, es una visita obligada en Buenos Aires. La sepultura de Eva Perón es sin duda la gran ‘atracción turística’ del lugar, pero lo que le da ese aire entre tétrico e impactante es el conjunto de monumentos a pequeña y mediana escala, donde descansan los ataúdes, en muchos casos a la vista de los paseantes.
Hileras de mausoleos, capillas más grandes que las de muchos pueblos, templetes dignos de una necrópolis romana y decenas de estatuas con formas de arcángeles, ninfas y otras alegorías decoran las calles del cementerio de Recoleta, alumbradas por sus propios farolillos por la noche. Nuestra visita tuvo además un elemento sorpresa extra, y es que nos encontramos con el actor Tristón, perdón, Tristán Ulloa, paseando por allí.
La entrada al cementerio es gratuita, pero se puede contribuir con el pago de 6 ARG$ al mantenimiento de las instalaciones y así obtener un mapa con información sobre la necrópolis.
- Encontrar verdaderas piezas únicas en los anticuarios de San Telmo.
Los domingos, el barrio de San Telmo se convierte en un animado mercadillo de artesanía, antigüedades y ropa de jóvenes diseñadores. Aunque con un toque turístico, debido a la afluencia de visitantes extranjeros, el mercadillo conserva un aire muy porteño y en los puestos de la plaza Dorrego se pueden encontrar antigüedades de lo más variopintas al ritmo de un tango que suena en la calle para que los ‘guiris’ se fotografíen con atavíos tangueros.
- Librerías de la calle Corrientes
Decenas de librerías de libros nuevos, usados, en rebajas, colecciones y todo lo que uno pueda imaginarse si revuelve un poco entre los montones de papel impreso que llenan los estantes. En la calle Corrientes se concentra un buen puñado de librerías donde buscar no toparse con sorpresas literarias. Nosotros no tuvimos suerte en nuestra caza de un ejemplar de Diarios de una motocicleta del Che Guevara en libros usados, por culpa de la nueva reedición que parece ha sacado todos los viejos ejemplares del mercado.
- Flipar con los rascacielos de Puerto Madero
Un lugar que incluso los propios porteños dicen que es extraño. Puerto Madero es el barrio más joven de la ciudad y celebra ahora sus recién cumplidos 20 años. La combinación de las antiguas instalaciones portuarias de ladrillo visto reconvertidas en restaurantes y bares a lo largo del río, con los rascacielos de brillante cristal al fondo es sin duda curiosa y nos la esperábamos en Buenos Aires. Calles anchas, un paseo a lo largo del río, una reserva ecológica detrás y restaurantes y tiendas tirando a caros forman este nuevo barrio que bien merece una visita ¡y mejor si es en un día soleado!
- Ir de escaparates a Palermo Soho
¡Qué pena no tener presupuesto! Las calles de Palermo Soho se han convertido en el barrio de moda, el lugar donde decenas de jóvenes diseñadores y restaurantes alternativos se han instalado, pintando el barrio de coloridas fachadas y bonitos edificios restaurados junto a antiguas fincas. Aunque sólo sea para mirar, Palermo es un buen lugar para pasar una tarde en Buenos Aires y terminar tomando algo en una terraza o en la cervecería Antares, que elabora cerveza artesanal y tiene unas papas con parmesano y panceta deliciosas. ¡Gracias a Aldana y Dino por descubrírnoslo!
- Mercado de abastos
El antiguo y enorme mercado de abastos reconvertido en centro comercial o ‘shoping’, como se dice por aquí, merece un rodeo si se está por la zona (subte Carlos Gardel), donde también abundan los locales de tango, las tiendas de ropa de tango y los carteles de fileteado porteño.
Y hemos dejado para el final la famosa calle de ‘Caminito’ en el barrio de Boca, que aunque es uno de los emblemas más fotografiados de Buenos Aires, a nosotros nos pareció más un escenario de cartón piedra lleno de restaurantes a los que sólo van los turistas. Aún así, ir a verlo es gratis si se va andando y por 1,20 pesos se puede llegar en autobús y dar un paseo por la zona. Si uno se desvía un poco de Caminito, en las calles de los alrededores hay pizzerías muy auténticas, donde charlar con los parroquianos o el camarero.
Hola chicos!!
Los seguimos todos los días! y nos encanta leer sus post!
¿Por donde estarán ahora? Esperamos que sea donde sea, la estén pasando muy bien!
un beso grande
Aldana
Aldana, cómo va la cuenta atrás? Nosotros estamos ya del otro lado de la frontera, empezando a conocer Bolivia 🙂