Blancos días y blancas noches en Sucre

Blanca, tranquila y con una vida nocturna que nos enganchó durante unos cuantos días. Sucre es la capital legislativa de Bolivia, y para muchos la histórica y legítima, aunque La Paz ocupe ahora ese papel de manera oficial y sea sede del gobierno boliviano.

La blanca Sucre

La blanca Sucre

Para ser sinceros, no esperábamos encontrarnos con este tipo de ciudad cuando dijimos adiós a Potosí, de tonos más ocres y caótica, si la comparamos con la plácida ciudad blanca. Nada más llegar, nos lanzamos a explorar el centro, pero en seguida el pequeño monstruo que tenemos en la barriga y que a estas alturas consigue digerir cualquier cosa, empezó a pedir su dosis. Así, en estado hambruno, encontramos un bonito restaurante donde, por esta vez, huir de las papas fritas para darnos un homenaje de fondue a un precio inigualable.

Fondue mixta de carne para dos personas, con queso, ensalada, verdura y regada con cerveza boliviana, muy rica por cierto, todo por 7€. Ya animados, nos fuimos a visitar algunos barecillos, para romper la rutina de viajeros sobrios ¡la cerveza no cuenta! Nos propusimos comprobar el efecto de una mezcla explosiva: cerveza, pisco sour y fernet cola (se nos olvidó probarlo en Argentina y por cierto, está malísimo). Del resultado… ya no nos acordamos.

Autobuses koreanos en Sucre

Autobuses koreanos en Sucre

Pero como suele pasar en estos casos, al día siguiente amaneció y para hacer acto de contricción y escondidos tras las gafas de sol, nos fuimos a ver un museo, que en Sucre hay una buena variedad. Nos inclinamos por el Museo de Arte Indígena, donde aprendimos mucho sobre las técnicas de tejido en las culturas pre-hispánicas de la zona, aunque después de toda la información, seguimos sin entender cómo se aclaran con esa maraña de hilos.

Tejedora boliviana

Tejedora boliviana

El domingo decidimos unirnos a la marea de turistas para ir a visitar el mercadillo dominical de Tarabuco. No hace falta decir que fue lo que esperábamos, decenas de puestecillos de todo tipo de artículos dirigidos a los gringos que por allí se paseaban.

Tarabuco tiene fama por conservar gran parte de sus tradiciones y eso sí lo encontramos, pero en la trastienda, el verdadero mercado para locales. Entre las largas filas de puestos, uno puede encontrar desde todo tipo de artículos, desde los ‘made in China’ a objetos de tradición indígena para realizar ofrendas a la Pachamama.

Sí, entre una cosa y otra, hemos pasado unos días muy agradables en el corazón de Bolivia.



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Aún no estoy segura de si yo llevaré a la mochila o la mochila me llevará a mi.

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