Cape Town, un África muy europea
Llegamos a Cape Town rodeados de nubes y con una lluvia amenazante. Después de 18 horas de autobús desde Johannesburgo, no era una calurosa bienvenida. Adormilados y con las piernas entumecidas bajamos del autobús para recoger nuestra maleta y buscar un lugar donde dormir, mientras una nube de taxistas nos ofrecían sus servicios.
Habíamos echado el ojo a un hostal de Greenpoint, una zona tranquila y ya que necesitábamos ajustar nuestro presupuesto y teníamos pensado dormir en dormitorio común, queríamos huir de la bulliciosa Long Street y disfrutar con tranquilidad de los próximos cinco días, aposentando nuestra casa caracol en forma de dos maletas grandes y dos mochilas.
Así que aceptamos el precio que nos proponía el taxista después de un breve regateo y nos fuimos hacia el hostal ‘Backpackers on High Level’, que sonaba bien, aunque ya os explicamos en otro post de donde viene el nombre…
Cape Town se sitúa al noroeste de la península que finaliza en el Cabo de Buena Esperanza. La ciudad más europea de Suráfrica rodea la Table Mountain, una inmensa mole de montaña de 1.000 metros de altura y con una cima plana que le da apariencia de mesa, de ahí su nombre.
Uno aún puede imaginarse desde el Waterfront cómo verían los marineros y colonos que llegaron por primera vez al cabo esta bahía de perfil inconfundible. Pero no es la única montaña de Cape Town, urbanizada alrededor de otros picos como Signal Hill, Devil’s Peak y Lion’s Head, que permiten combinar la escalada y la visita urbana en un mismo día.
Con esta visión de Cape Town envuelto en una bruma llegamos al hostal, elevado sobre una colina de Greenpoint y con espectaculares vistas al mar y al nuevo estadio que están construyendo para los Mundiales de Futbol de 2010. Sin pensárnoslo mucho, reservamos para cuatro noches y pagamos por adelantado, ¡gran error! Ya os contaremos porqué.
Sin dejarnos acobardar por las nubes que nos ocultaban por el momento todas las montañas de la ciudad, nos fuimos a dar una vuelta por el Waterfront, intentando tener una vista de la ciudad desde el mar, sin mucho éxito, porque apenas alcanzábamos a ver los últimos pisos de los edificios más altos. Ya empezaba a anochecer, así que de vuelta a nuestro pintoresco hostal.
A la mañana siguiente el tiempo seguía sin acompañarnos y no dábamos crédito al ‘templado’ invierno surafricano (debió escribir la guía un sueco), que nos obligaba a ponernos las chaquetas de esquiar. Al mal tiempo buena cara, así que nos fuimos para el centro de la ciudad para caminar, algo que no habíamos podido hacer en Johannesburgo.
Recorrimos las calles del Bo-Kaap en busca de un lugar donde tomarnos un buen café caliente. Es el barrio islámico, así que pasamos por delante de la Owal Mosque (1794), la primera mezquita de la ciudad. Después del café teníamos que solucionar un tema urgente, conseguir un billete de autobús para Windhoeck, la capital de Namibia, ya que desde Jo’burg el señor de la taquilla se empeñaba que no podíamos ir sin visado, aunque la embajada de España en Namibia nos dijera que no lo necesitábamos, él estaba convencido de estar mucho más informado, así que aquí empezamos a cultivar nuestra flexibilidad a la hora de cambiar de ruta y buscar nuevos caminos.
Contra todo pronóstico, compramos nuestros billetes de autobús sin problemas y con ellos bien calentitos en el bolsillo, seguimos con nuestra visita al centro histórico de Cape Town: el castillo, Long Street y los alrededores del City Bowl con sus edificios victorianos y finalmente el Slave Lodge, porque no paraba de chispear y lo mejor era ponernos a cubierto.
El Slave Lodge (1660) es el edificio más antiguo de Suráfrica. Ahora convertido en museo sobre la esclavitud, hasta 1811 era el lugar donde vivían en condiciones penosas los esclavos antes de ser vendidos en la esquina de Spin Street, justo detrás del edificio. Una vez abolida la esclavitud el edificio alojó la Corte Suprema de Cape Town hasta 1914.
Después de un par de horitas recorriendo el museo, donde aparte de explicar la historia de la esclavitud en el sur de África y las actuales formas esclavistas que siguen existiendo en el mundo, también hay un poco de todo para rellenar: objetos antiguos coloniales, armas de las tribus del cono sur africano y hasta un recorrido por la lucha contra el Apartheid.
Al salir, el sol empezaba a asomar en las últimas horas de luz del día, así que aprovechamos para dar un paseo por los Company’s Gardens, unos jardines donde inmensas ardillas son su población dominante. En los jardines se encuentra la única estatua en Suráfrica de Cecil Rhodes, el magnate del oro inglés tan influyente en la historia de África de finales del siglo XIX y principios del XX, y también la Biblioteca Nacional de Suráfrica, el Planetario o el Museo Nacional de Suráfrica, pero nosotros no los visitamos, ya habíamos tenido nuestra ración cultural e histórica del día.
A estas alturas del día, necesitábamos una cerveza fresquita, así que fuimos hacia Long Street, donde encontramos el bar y el momento adecuado para saborear unas Castel 2×1 en el ‘Happy Hour’, que se convertiría en un ritual diario durante nuestra estancia en la ciudad.
Otros puntos interesantes en Cape Town son el Parque Nacional de Table Mountain y la isla de Robben, donde Mandela estuvo encarcelado durante 30 años, aunque nosotros preferimos dedicar los días a caminar y ver la ciudad en sus calles.
Si Johannesburgo decíamos que era una ciudad recuperadas por los negros, Cape Town es blanca y mestiza. Es mucho más habitual ver a grupos mixtos trabajar juntos, pasear o tomarse algo, y llama la atención el mestizaje, que ha dado como resultado a impactantes bellezas exóticas (un cóctel de razas blanca, negra y asiática) de ambos sexos.
El resto de días, ya acompañados por un cielo azul y una luz que le daba un tono mucho más alegre y amable a la ciudad, nos empleamos en caminar mucho y recorrer Green Point y el Sea Point, viendo como las aguas ya algo mezcladas del Atlántico y el Índico se estrellaban contra el litoral rocoso.
Me parece que esto tiene que ser bonito ,megustan mucho las fotos.
Cape town es la parte mas pretenciosa y holgazana de Sudafrica