Con poncho y refajos en Amantaní

Al principio los ponchos los llevábamos con algo de vergüenza, y las chicas con sus mantos y refajos estaban raras, pero en cuanto comenzó a sonar la música y nos pusimos a bailar en corro, ya todo el mundo estaba en su salsa. Bueno, unos más que otros.

Día de disfraces en Amantaní

Día de disfraces en Amantaní

Aunque ya habíamos visitado la Isla del Sol del Lago Titicaca decidimos conocer un poco mejor la vida en el lago y visitar las islas cercanas a Puno, en la parte peruana. Desde allí nos embarcamos en una excursión de dos días para ver las Islas flotantes de los Uros, Amantaní y Taquile.

Islas flotantes de los Uros

Islas flotantes de los Uros

Para evitar la sumisión a otros pueblos, los Uros huyeron agua adentro, creando estas curiosas comunidades. Para ello, construyeron unas islas artificiales con totora, una planta acuática que una vez secada se parece a la palma. Lo curioso es que todo en estas islas se construye con ese material, las casas, las barcas o las torres de vigía. Es impresionante el trabajo de mantenimiento y la forma de anclar las islas al fondo del lago para no amanecer al día siguiente en el lado boliviano del lago, arrastrados por los vientos nocturnos.

Taquile con vistas al Titicaca

Taquile con vistas al Titicaca

Por la tarde, después de instalarnos en casa de una familia de Amantaní, fuimos a ver el atardecer desde el templo de la Pachamama. El Titicaca visto desde las alturas parece más un entrante del mar que un lago. Compartíamos vecindario con Peter y Laura, de manera que nuestras comidas y cenas en casa de Gladis y su familia fueron muy amenas.

Hombres en la isla de Taquile

Hombres en la isla de Taquile

Y por la noche llegó la gran fiesta, después de ataviarnos con los trajes típicos de la comunidad nos fuimos a bailar un rato a una de las peñas del pueblo. Allí todo el grueso de turistas vestidos con pesados ponchos y gorros de lana de alpaca hacíamos lo que podíamos, al ritmo del tambor y la flauta andina.

Aunque el tono de la excursión es bastante turístico y en cada lugar intentan venderte algo, lo cierto es que en las islas de Amantaní y Taquile tienen artesanías de muy buena factura y bueno… siempre se puede aprovechar para comprar un recuerdo o algún complemento bien calentito para las noches altiplánicas.

Si consigues abstraerte del círculo turístico, lo cierto es que visitar estas islas es como volver hacia atrás, a un tiempo en el que no había vehículos, días en los que cada uno tejía su propia ropa y las comunidades trabajaban codo con codo en el campo. Además, dar vueltas con el poncho mientras los demás te hacen fotos también tiene su gracia.



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Si notas que tu vida pasa volando y la consideras una aburrida monotonía, pisa el freno. ¡Arriésgate! Cambia algo y verás como se anima el cotarro.

9 Comentarios en “ Con poncho y refajos en Amantaní ”

  1. ai ai con poncho y a lo loco jijijii

  2. Nosotros también pagamos el peaje del bailecito, pero es cierto que si consigues abstraerte de las turistadas y de los Uros (todo un circo en sí mismos) es fantástico.

  3. Sí, bailar al corro de la patata disfrazado fue un gran momento para el recordatorio de turistadas viajeras, pero mira, así entramos en calor, y la verdad es que nos reímos un rato de nosotros mismos. Un buen complemento habrían sido vuestras narices ‘clown’, os las llevasteis a las islas?

  4. Hermanito, seguro que no quieres un poncho o un gorro? Aún estás a tiempo… 😛

  5. Quate aqui hay tomate.
    Estais muy favorecidos

  6. Es el lugar,donde al caer la noche ví el cielo plagado de estrellas,bello como nunca.
    Viven en una extrema pobreza.No recomiendo pasar la noche allí.No están preparados,no tienen ni lo básico,al menos la casa donde a mí y a mi familia nos alojaron.Lo pasamos mal.

  7. Hola Marina,
    nosotros pasamos una noche muy agradable en Amantaní y bastante cómoda teniendo en cuenta que no tienen muchos recursos, la habitación era agradable y cálida 🙂 Pero quizá no todas las familias tienen tanta suerte. En todo caso, para nosotros mereció mucho la pena, la isla es muy bonita y tiene esa luminosidad única del Titicaca.

  8. Que belleza, las islas artificiales encierran un encanto increíble.

  9. Estas islas artificiales son de lo más original y tiene un aliciente increible, con esos medios medios de transporte, que no contaminan.