Los misterios de Kyoto

Llegamos a Kyoto de noche, cuando los farolillos de los exclusivos restaurantes de la calle Pantocho comenzaban a encenderse y los neones a brillar una manzana más lejos, apenas al otro lado del río. El paisaje urbano de Kyoto pasa sin inmutarse de los delicados jardines zen a los llamativos carteles en el barrio rojo, con el nombre y la imagen de bonitas chicas asiáticas.

Entre las calles de Gion

Entre las calles de Gion

El Kyoto nocturno nos sorprendió con un extraño movimiento de mujeres vestidas de gala, y hombres trajeados, a menudo en grupo, como acabando de salir de una reunión. El ir y venir de los taxis, con conductores siempre trajeados en Japón, y el movimiento de las cortinas dejando pasar escotados vestidos más propios de una gala de los Oscar que de un día entre semana, escapa a nuestro entendimiento. Pero Japón es uno de esos lugares dónde tradición y modernidad alcanzan sus cuotas más extremas, al igual que el encubrimiento de actividades ilegales como el juego o la prostitución por un velo de respetabilidad e incluso ‘legalidad’ difícil de entender a simple vista.

Decoracion en un templo sintoista

Decoracion en un templo sintoista

Aunque impactados por el lujo y los llamamientos a hombres ‘en viaje de negocios’ desde distintos establecimientos, el hambre nos empezó a atraer hacia los restaurantes y fue en Kyoto donde probamos nuestro primer restaurante (de barrio), y también donde comimos la ternera más sabrosa de Japón, preparada justo delante de la pequeña barra que compartíamos con otros comensales.

Tras una inquietante noche, intrigados y un poco acongojados por la presencia de una extraña señora con pinta de Bruja Avería, que no paraba de subir y bajar las escaleras del hostal murmurando con una pequeña rama de árbol en las manos, amanecimos dispuestos a recorrer algunas de las joyas de Kyoto, aunque fuera bajo la lluvia.

En esta encantadora ciudad japonesa es difícil verlo todo, cualquier rincón del barrio de Gion se convierte en una preciosa estampa del Japón más bucólico y tradicional, dejándonos el tiempo aún más limitado para explorar también los innumerables templos, pagodas y jardines de la ciudad.

Una grulla en Kyoto

Una grulla en Kyoto

Una buena opción para visitar Kyoto es alquilar una bicicleta, pero el día amaneció lluvioso, así que decidimos caminar y así refugiarnos más fácilmente si era necesario. Nos centramos en la zona este de Kyoto, dónde se concentran gran parte de los templos, para llegar finalmente a Kiyomizu, un santuario declarado patrimonio de la UNESCO sobre una colina y con una bonita balaustrada sobre el bosque y la ciudad. Al ser uno de los templos más importantes de la ciudad, está lleno de turistas, sobre todo japoneses, que hemos comprobado son perfectos turistas incluso en su propio país, compran souvenirs de manera casi ritual y disciplinada en todos los lugares que visitan.

Templo de Kiyomizu

Templo de Kiyomizu

Como hemos decidido que volveremos a Japón, nos hemos dejado muchos lugares por ver, para así tener una buena excusa.



Autor

Aún no estoy segura de si yo llevaré a la mochila o la mochila me llevará a mi.

2 Comentarios en “ Los misterios de Kyoto ”

  1. No empecemos ya dejando buenas excusas en cada pais sino tendreis que empezar ya a preparar otra vuelta al mismo mundo .

  2. Muy bueno mama! Hombre, si han descubierto otro mundo al que podamos ir cuando acabemos esta, a lo mejor nos animamos a cambiar de planeta, aunque nos quedarán muchas cosas que ver en este.