Entrenamiento a lo Son Goku por Minas Gerais
Silvia ha criado brazaco después de arrastrar su malentón por medio mundo y ahora convierte piedras en diamantes con un simple apretón cual Superman. Pero Ouro Preto le propuso un duro desafio que cumplió sudando la gota gorda: arrastrar su maleta por calles de adoquines infernales y más empinadas que el Tourmalet cargando a la espalda otra mochila, lo que nos hace un total de algo más de 20 kilitos.
Y es que viendo en la nueva guía de Alicia que podían visitar minas e iglesias a tutiplén no se lo pensaron, echaron la casa por la ventana comprando un vuelo hacia Minas Gerais, malditos capillitas, con lo poco que me gusta la comida de los aviones. Pero lo que no contaba la guía es que para llegar de la estación de autobuses al hostal debían cruzar todo el pueblo, que tiene más subidas y bajadas que el Dragon Khan. Sólo puedo decir que sudaron. Mi ropa como es virtual pues no me dio muchos problemas.
Ahora, musculación a parte, debo admitir que en Ouro Preto disfrutamos turisteando. Bajar a la Mina de Chico Rey fue un puntazo, no sólo por el hecho en sí, sino porque según cuenta la historia-leyenda perteneció a un esclavo que era nada más y nada menos que un principe en África (capturado junto a toda su familia), que consiguió reconquistar su libertad y a base de sacar oro y diamantes de su mina formar una nueva tribu en las Américas. Además, las numerosas iglesias barrocas llenas de esculturas del genio Aleijadinho son curiosas de ver y bien recargaditas, algunas con figuras de santos de cara azul y cabezas voladoras de querubines.
Para darle aún más ambiente, coincidimos con el Festival de Invierno de la zona, durante el que se pueden ver conciertos y obras teatrales en Ouro Preto y en el pueblo vecino y casi gemelo de Mariana, otro pueblecito encantador lleno de minas, iglesias y !cuestas adoquinadas!
jajaa si el rey tenia que entrar por esa conejera si que era chico chico jajaja muuu pequeñito silvia!!!tu entraste verdad?’
No, no entré en ese, que por el que llegamos ahí ya era lo suficientemente claustrofóbico 🙂
[…] el Atlántico junto con El pixel viajero para subir y bajar las cuestas de Minas Gerais, en Brasil, y recorrer una de las ciudades históricas para […]