Imaginarium horribilis

Uno tiene sus miedos personales. Traumas de infancia provocados por diversos freddies, aversión a las muñecas de porcelana y alguna que otra manía, pero todo se queda en bromas de niño nada más poner el primer pie en una iglesia de Salvador de Bahía.

Imagineria religiosa versión Bahía

Imagineria religiosa versión Bahía

No me queda claro si la intención de las piadosas órdenes religiosas que mandaron construir estos templos era alentar a los infieles a que entraran en la casa de Dios y se convirtieran del susto, o simplemente acojonarlos para que fueran obedientes. Lo que sí he sacado en claro después de visitar un buen puñado de iglesias es que la imaginería que nació del mestizaje en el Brasil colonial inspira de todo menos paz y espiritualidad.

Segunda entrega de personajes ilustres

Segunda entrega de personajes ilustres

La inmersión en el mundo de los horrores comenzó con el Cristo de los 3.000 rubíes, que como ya habréis imaginado, se utilizaron para que las gotas de sangre brillaran como piedras preciosas. Pero fue en la iglesia convento de San Francisco, donde nuestra estupefacción nos dejó clavados ante las tallas, más parecidas a la niña del exorcista que al éxtasis de Santa Teresa.

Quién fue el visionario que decidió ponerle una peluca de pelo natural a las imágenes, quedará para nosotros en el más absoluto misterio, porque de verdad, preferimos no saberlo, pero ¿a quién se le ocurrió ponerle cabezas servidas en plato a un santo? ¿Y crucificar a una monja?

NOTA: Qué conste que en Ouro Preto algunas tallas también nos han hipnotizado con su interpretación artística de la Pasión, pero estaba prohibido fotografiar…



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Aún no estoy segura de si yo llevaré a la mochila o la mochila me llevará a mi.

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