Comida tibetano-nepalí

Además de no perdernos por las montañas nepalís, nos hemos hecho adictos a algunos de sus platos. Durante estas semanas por Nepal hemos hecho un intensivo de momos y hasta podemos recomendar un verdadero menú tibetano-nepalí para un día completo.

Bebiendo tungpa tungpaSilvia

Nota: Esto es una bebida alcohólica, pero la explicación la dejamos para la última parte del menú 😛

Para desayunar comenzaríamos con un par de tés con leche, si son al estilo nepalí mucho mejor, acompañados de pan tibetano recubierto de miel. El pan tibetano consiste en una especie de torta frita de gusto parecido a los churros y con varios cortes en su centro.

Pan tibetano con miel

Pan tibetano con miel

Para reponer fuerzas al mediodía lo más indicado es tomar la comida de los buenos porteadores, un Daal Bhaat. Este plato consiste en arroz cocido, un poco de sopa de lentejas, un poco de curry de verduras y una especie de cuajada agria. Algunas variantes también traen papad, una crujiente tortita fina, y algún encurtido picante. Se sirve en una bandeja metálica como la de los thalis indios y sigue el mismo principio de ‘bufé libre’, que puedes repetir y los camareros pasarán para preguntarte si deseas más arroz o alguna de las salsas.

Daal Bhaat

Daal Bhaat

Para la noche, no puede faltar un plato de momos. Existen dos variantes de estas empanadillas rellenas de vegetales o de carne, las simplemente hechas al vapor o las que además se fríen un poco, llamadas kothey.

Acompañando a los momos podemos escoger entre un thugpa o sopa vegetal de noodles, o un thentuk que es parecido al anterior, pero en este caso con noodles anchos. Aunque si no se quiere perder tiempo, siempre te puedes pedir un richotse, que consiste en una sopa de momos y así matas dos pájaros de un tiro.

Momos y sopas

Momos y sopas

Y para acompañar esa cena, no os cortéis, pediros una tongba, o lo que es lo mismo, una ‘cerveza’ tibia de mijo. La sirven en los mini barrilitos que tenemos en las fotos de arriba, hasta arriba de mijo fermentado, y te dejan al lado un termo con agua caliente para que te la vayas rellenando. Después de pimplarnos unos 2 litros y con el termo gigante aún a medias, decidimos que debíamos parar… Al principio, sorprende, es agria y templada, no se parece nada a la cerveza, sino más bien a una especie de aguardiente flojito, pero cuando se le coge el gustillo, entra la mas de bien.

¡Qué aproveche!



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Si notas que tu vida pasa volando y la consideras una aburrida monotonía, pisa el freno. ¡Arriésgate! Cambia algo y verás como se anima el cotarro.

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